Ante el infortunio que ha sufrido el proyecto de modernización de la Refinería de Moín, es difícil permanecer en silencio, sin externar una opinión al respecto, al ver cómo el país pierde inexplicablemente una y otra vez buenas oportunidades que permitirían mejorar la calidad de vida de todos. Es alarmante observar cómo obstinada y tozudamente se resiste a avanzar, y se solaza en sus pleitos chicos; desde hace décadas se ha perdido el rumbo y la noción del tiempo y del espacio; todo ello con el agravante de que se difama, se somete a vituperio y se apedrea a quienes cometen el “sacrilegio” de querer sacar al país del marasmo en que desde entonces se encuentra inmerso.
Aborta de nuevo otro intento de RECOPE por adecuar sus instalaciones con miras a satisfacer la demanda nacional de combustibles, una necesidad que urge desde hace más de veinte años, período en el cual se han presentado varios estudios, cada uno de ellos avalado por empresas expertas y de amplio reconocimiento internacional en el campo de la refinación de petróleo. Una evaluación retrospectiva de las oportunidades perdidas, nos indica que el país ha dejado ir millares de millones de dólares como consecuencia de la importación de producto terminado, al negarle a RECOPE la posibilidad de incrementar su capacidad de refinación.
Hay quienes creen, erróneamente, que el petróleo perderá su importancia en cuanto emerjan las nuevas fuentes de energía limpia, pues desconocen o quizás no se han percatado de la relevancia que tienen el petróleo y sus derivados en la vida cotidiana.
Se citan a continuación algunos materiales y productos que se obtienen a partir del petróleo y sus derivados: pinturas, barnices, solventes, tintas; el porcentaje mayoritario de las llantas de los vehículos se elabora a partir de hule sintético; camisas, blusas, pantalones, lentes de contacto, anteojos, contienen un alto porcentaje productos derivados del petróleo; los “vidrios” de los vehículos son de material plástico, lo mismo que los aparatos de televisión, las computadoras, los teléfonos celulares, láminas fotovoltaicas, los generadores de viento para uso casero; gran parte de los zapatos; la mayor parte de los medicamentos se sintetiza a partir del petróleo. Paulatinamente la carrocería metálica de los vehículos se ha ido sustituyendo por material plástico con el fin de que sean más livianos, y más eficientes los motores.
Es difícil en estos momentos concebir el verdadero desarrollo económico, científico y tecnológico de un país al margen del petróleo y sus derivados. Las naciones más desarrolladas no son precisamente las que tienen petróleo, sino aquéllas que han sabido sacarle mayor provecho.
Para aprovechar todo el potencial que ofrece una refinería no es suficiente que tenga una capacidad de 20 mil o 30 mil barriles, pues son exiguos los compuestos secundarios que se generan.
Si bien se deben ir sentando las bases para el futuro, es vital estar conscientes de que hay un presente, una realidad ineludible que se debe vivir, cuyas necesidades es imperativo que sean satisfechas hoy.