- En tres años se han descubierto 356 tomas ilegales localizadas a lo largo de los 533 kilómetros de tubería.
- El riesgo ambiental y social es alto y permanente para los 24 cantones por donde transita el poliducto.
El sistema de trasiego de combustibles por el poliducto es estratégico para Costa Rica, pero en los últimos años ha sido objeto del hampa, que para sustraer combustible realiza tomas ilegales en varios tramos de la tubería, empleando instrumentos como esmeriles, que generan chispa, lo que representa un peligro y riesgo permanente para la ecología y para la población civil.
En los últimos tres años se han localizado 356 tomas ilegales a lo largo de los 533 kilómetros de tubería, ubicándose la mayoría en la zona Atlántica. En este periodo la sustracción total supera los 12 millones de litros de producto, principalmente gasolinas y diésel, con un costo de seis mil millones de colones.
Sólo entre el 22 de marzo y el 22 abril se repararon 63 nuevos cortes, muchos de los cuales quedan abiertos, derramando el producto, lo que conlleva contaminación de suelos y cuerpos de agua.
Por esa razón, RECOPE complementará las acciones de seguridad que se vienen coordinando con Seguridad Pública y autoridades judiciales, con una campaña donde se invita a reportar a la población cualquier movimiento irregular y sospechoso en las inmediaciones de la tubería, así como cualquier olor fuerte a combustible que haga pensar en prácticas clandestinas asociadas al robo.
Se han encontrado predios que se alquilan y cierran para realizar estas labores delictivas con conexiones a mangueras de jardín y utilizando pichingas o recipientes plásticos, condiciones que elevan el riesgo de incendio e incluso explosión, por lo que el peligro ambiental y social es permanente para los 24 cantones por donde atraviesa el poliducto.
“No le roban a RECOPE, le roban al país; pero lo más grave es que lo verdaderamente valioso como es la vida de las personas y sus familias pende de un hilo, porque esto no es cualquier delito, es un acto de vandalismo que amenaza a las poblaciones cercanas al poliducto”, afirma el presidente de RECOPE, Alejandro Muñoz.
