Aunque algunas personas en medios de prensa han atribuido el proceso erosivo y la alteración del oleaje en la desembocadura del Río Moín, a las obras portuarias, que se realizan en la zona del Caribe, estudios como los realizados por el experto en oceanografía física, Dr. Omar Lizano Rodríguez Ph.D, demuestran que este fenómeno es más bien producto y consecuencia del calentamiento global y los cambios en las condiciones mareográficas y atmosféricas de la época, así como, a un aumento en la velocidad de los vientos provenientes del norte.
Este aporte técnico, se suma, a los estudios previos elaborados por RECOPE, sobre mareas y corrientes marinas denominadas como calibración y comparación entre los datos de oleaje y medidas, elaborados por la National Oceanic Atmosferic Administratión NOAA., incluidos en el estudio de impacto ambiental del proyecto Nueva Terminal Petrolera Moín – Caribe. Expediente de SETENA D-1 – 498-2006.
El académico e investigador de la Universidad de Costa Rica, Dr. Omar Lizano, quien también ha realizado estudios sobre los efectos geofísicos del terremoto de Limón de 1991, aplicó para esta investigación el método MEPBAY, modelo matemático que permitió verificar que no es la influencia de la construcción del rompeolas, lo que ocasiona el proceso erosivo de la boca del Río Moín.
Confirma el señor Lizano, que los terremotos locales producen levantamientos o hundimientos costeros que juegan un papel importante en los procesos de erosión en todos los ríos de las zonas cercanas al epicentro sísmico. El efecto del evento telúrico que se produjo en 1991, fue que la costa de Limón, alcanzó mayor altura por el levantamiento de la plataforma, la playa se amplió y las inundaciones mar – tierra disminuyeron, lo que dio lugar a cambios en las cuencas hidrográficas en sus desembocaduras, observándose cada cierto tiempo un deposito mayor de sedimento que contribuyen a mayores procesos erosivos en las costas. Esto es observable a lo largo de toda la costa del Caribe norte y sur, por lo que se estima que este es un fenómeno, no exclusivo, del área de influencia directa e indirecta del rompeolas que construye RECOPE S.A.
Cabe reiterar que el proceso de calentamiento del globo terráqueo, el deshielo de los casquetes polares, son fenómenos que provocan una expansión térmica, que contribuyen a que los niveles de mar aumenten. El Niño y la Niña, son también fenómenos que forman parte del componente mareográfico, que aunado, a la velocidad del viento, hace que se incremente el oleaje y altura de las olas.
«La realidad es que cada vez es más frecuente la presencia de eventos extremos y la superposición de estos fenómenos juntos; el Niño, las mareas y los oleajes extraordinarios y/o tormentas». Indica el experto; quien sostiene que esto, el fenómeno de deformación sísmica pudo iniciar o acelerar los procesos de erosión, que es notorio en otras regiones como el Parque Nacional de Cahuita, específicamente el Puerto Vargas.
En las conclusiones del estudio, el experto indica: «Los cálculos que se hicieron con el programa MEPBAY, muestran que el perfil actual de la playa, es coherente con el perfil de equilibrio esperado» y agrega: «el proceso de erosión que se está dando en los últimos días en la desembocadura del Río Moín, es derivado de los típicos oleajes altos de la época».
Según el experto, estas condiciones podrían darse en forma intermitente o continuar en los próximos días inclusive hasta el mes de marzo, cuando aún los vientos pueden generar oleajes altos en la zona. Recomienda un plan de monitoreo en la línea costera y playas vecinas para seguir la ruta de progresiones y transgresiones de la costa para establecer los posibles impactos de estos fenómenos e identificar posibles riesgos de las estructuras en la zona (puentes, escuelas, carretera etc.) a fin de elaborar un plan de respuesta.
