Este mes de octubre ha sido de gran expectativa en el mundo petrolero, primero la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudí y Rusia anunciaron a inicios del mes un recorte de la oferta de dos millones de barriles diarios, el 2% de la demanda global, a partir de noviembre con el objetivo de contener la cotización del crudo de referencia Brent, que acumulaba un descenso del 25% desde sus máximos de hace cuatro meses.
Luego Estados Unidos informó sobre la venta inmediata de 15 millones de barriles de petróleo de su reserva estratégica (pero con entrega hasta diciembre) para tratar de bajar los precios antes de las elecciones legislativas del 8 de noviembre.
Esto pone de manifiesto como lo dice Alicia Puyana Mutis en su libro “La economía petrolera en un mercado politizado y global, que el petróleo y los hidrocarburos siguen siendo la savia del sistema económico y sociopolítico orbital y que su control es el eje de la política mundial.
Analizar este mercado reviste de una alta complejidad empezando por definir si el petróleo es una mercancía o bien, pues se trata de un producto envuelto en variados intereses geopolíticos, sociales, económicos, militares e incluso energéticos, lo que deja a las economías de todo el mundo consumidor expuestas a sufrir las consecuencias de alzas inesperadas y abruptas en el precio del crudo y sus derivados, que golpean sin distinción a todos los países.
Cada vez que se anuncia un ajuste o cambio que afecte la demanda o la oferta, por mínimo que este sea, repercute en las cotizaciones internacionales.
Para el economista colombiano Raúl Ávila, un estudio y seguimiento correcto de la evolución del mercado petrolero mundial, requiere especialización ya que se trata de una mercancía de intercambio “en un mercado que realmente no lo es, debido a las posiciones dominantes de productores y algunos consumidores, cuya actuación influye en aspectos determinantes que mueven el precio petrolero a nivel internacional y generan una interacción tan fuerte entre oferta y demanda, como en ningún otro mercado de bienes y servicios”, lo que impacta indiscutiblemente en la visión global de seguridad energética, seguridad nacional y liquidez monetaria.
El problema de la inseguridad energética deriva de la alta concentración del petróleo en los países del Medio Oriente y la fuerte dependencia de este entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) , que solo tiene el 10% de las reservas y consume más del 50% del total producido, mientras que el 80% de las reservas se concentran en los países que pertenecen al cártel de mayor peso socioeconómico mundial que es la OPEP.
Estados Unidos ha tratado de reducir la incertidumbre ante las políticas y medidas acordadas por la OPEP con el fin de asegurar el suministro energético, impulsando alternativas como el shale gas y los biocombustibles para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, dos opciones que también han abierto nuevas discusiones y crean otras problemáticas.
De momento el precio sigue marcado por las múltiples tensiones geopolíticas que han dificultado y encarecido la obtención de fuentes energéticas a nivel global y, por otro lado, una oferta energética que crece a tasas cada vez más bajas, según analiza Ávila.
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El aumento de los precios, la inflación, el desabastecimiento de combustible e incluso, el cambio climático, son los principales asuntos que han llevado a la izquierda francesa, a salir a las calles. La huelga en las refinerías, es la razón de que numerosas gasolineras francesas se estén quedando sin combustible. Los trabajadores piden un 10% de aumento para compensar los efectos de la inflación.
«Si quieren que los precios bajen, levanten las sanciones, supriman los embargos sobre esos países que ofrecerán sus productos a los mercados», dijo el jefe de la diplomacia turca Mevlut Cavusoglu. Los dos países petroleros, aliados, se encuentran bajo las sanciones impuestas por Estados Unidos.
Así lo manifestró Saad al-Kaabi, de la empresa estatal de energía de Qatar, quien pide que las políticas se alejen de las sanciones y acuerdos contrarios al libre mercado. Coincide con las opiniones de muchos agentes del sector que temen que un tope de precios al petróleo ruso pueda paralizar el comercio en todo el mundo.
El ministro de Energía saudí, Abdelaziz bin Salmán, afirma que su país ayudará a Europa a aliviar el impacto de la escasez en los suministros energéticos causado por la guerra en Ucrania, pese a la reciente decisión de la OPEP+ de reducir la oferta. Este mes la petrolera saudí Aramco suministró 950.000 barriles a Europa.