Foto: Flore de Preneuf / Banco Mundial
El cambio climático se evidencia día a día con el aumento de catástrofes naturales y cambios meteorológicos sin parangón en todo el mundo. El calentamiento global hace que mientras en algunas partes del mundo muchos países sufren inundaciones fatales, otras atraviesen sequías nunca antes vistas.
Según la investigación publicada en Nature Geoscience, se estiman que ahora hay un 20% menos hielo en los glaciares del mundo, y los Andes en Sudamérica son los más afectados, pues tendrían un 27 %, menos de altura; algo preocupante para millones de personas que aún dependen del derretimiento de los glaciares para tener acceso a agua potable y de riego.
Se afirma que el planeta se dirige rápidamente hacia un abismo, si se alcanza el calentamiento de más de 2,5 grados, con efectos devastadores para nuestras vidas.
En el 2022 las inundaciones fuera de lo común reportadas en diferentes partes del mundo tuvieron como causa las fuertes lluvias, el aumento de la temperatura y los deshielos de los glaciares; mientras que en el denominado “cuerno de África” conformado por Etiopía, Kenia y Somalía se pone en riesgo la vida de 22 millones de personas a causa de la hambruna por la imposibilidad de producir alimentos debido a la sequía.
A las fuertes inundaciones y las graves sequías, se suma que en este año 2022 Europa atravesó una de las peores olas de calor en su historia y junto a ello se dio una importante cantidad de incendios forestales.
El sector energético sigue llamado a jugar un papel prioritario para lograr las metas de descarbonización y mitigación de los efectos adversos del cambio climático, pero aún no existen alternativas efectivas y oportunas a la energía de fuentes fósiles.
¿CÓMO ABORDAR EL CAMBIO DE CLIMA GLOBAL?
El mundo necesita reducir las emisiones en un 45% para 2030, según el Acuerdo de París sobre el clima de 2015, para llegar a la neutralidad carbono en 2050 (cero neto 2050); para lograrlo habría que aumentar la parte de las energías renovables (EnR) a nivel mundial de 44% de aquí a esa fecha.
Sin embargo, al contrario de lo acordado, durante el 2022 las emisiones aumentaron un 10% alcanzando cifras récord.
En la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), efectuada en Sharm el-Sheij, que concluyó el pasado 18 de noviembre, sirvió para revisar los resultados de la COP26 y la conclusión es que aún no se evidencian avances notables y muchos los califican como insatisfactorios.
Olaf Scholz, el canciller federal alemán, dijo durante la COP-27 que Alemania eliminará los combustibles fósiles “sin ningún tipo de peros”. La transición energética en Alemania ha incluido principalmente la energía solar y la eólica, así como proyectos de inversión para el hidrógeno verde.
Costa Rica, un país donde la generación eléctrica es 90% renovable, el tema no es tan serio como el que vive Europa, donde sólo un 2% proviene de energías renovables, sin embargo, la búsqueda de alternativas para la descarbonización del sector transporte, va muy lenta. RECOPE puede aportar en esta transición de forma planificada, siempre que la legislación vigente se modifique y se le permita incursionar en los campos de la investigación y desarrollo de energías alternativas.
UNA ALERTA SOBRE ENERGÍAS RENOVABLES
Un estudio del Centro de Estudios Prospectivos (InProspectiva) pone en entredicho si dichas tecnologías por desarrollos no controlados pudieran más bien tener consecuencias contrarias al objetivo de “descarbonización” y llegar a causar impactos indirectos negativos, involuntarios, sobre el medioambiente.
Impactos
Los paneles fotovoltaicos, las eólicas, los vehículos eléctricos son tecnologías que usan grandes cantidades de metales raros (aluminio, cobalto, cobre, litio, tierras raras, etc.), Según el Banco Mundial, las cantidades de metales raros podrían aumentar, de aquí al 2050, de 250% para las tecnologías eólicas, de 300% para las tecnologías solares y de 1200% para las tecnologías de almacenamiento de la energía.
Esquemáticamente, de una dependencia actual de las energías fósiles del Golfo Pérsico, el mundo pasaría a una fuerte dependencia de los metales raros de China. (https://ethic.es/2022/11/cop-27-recelos-esperanzas-y-pocos-logros/)
Esto es preocupante porque los metales raros tienen una baja tasa de reciclaje a final de su vida útil (la mayoría con una tasa menor a 1%), lo que significa mayores problemas de contaminación cuando los metales sean usados y rechazados. Por otro lado, las aguas residuales mezcladas con ácidos de las minas ocasionan daños a la biodiversidad y contaminan los ríos, los suelos y los acuíferos cercanos, lo que aumenta «los riesgos de poner todos los huevos en la cesta de la economía verde, basada en una terrible paradoja: «Las energías llamadas limpias necesitan recurrir a minerales raros, cuya explotación es todo menos limpia«. (https://www.elmundo.es/papel/historias/2019/09/26/5d8b7ca121efa0c7778b4614.html).
También se analiza el despliegue masivo de paneles fotovoltaicos y de eólicas, que acarrearía una presión sobre el uso de suelos, sin mencionar los daños visuales a los paisajes terrestres y marinos, y a la biodiversidad. No se analiza tampoco el destino final de los componentes, ya que en el caso de los paneles solares son difícilmente reciclables; mientras que los de las eólicas podrían ser reciclados en un alto porcentaje, pero muchos terminarán su vida en depósitos de basura a cielo abierto, en países en vía de desarrollo.
En cuanto a la bioenergía y el hidrógeno verde, que los incluye la Agencia Internacional de la Energía (AIE) como muy importantes para alcanzar los objetivos del cero neto 2050 además de las solares y eólicas, también conllevan impactos negativos sobre el ambiente y el clima.
La bioenergía, esencialmente la utilización de la madera de bosques naturales, estaría generando grandes cantidades de CO2, tanto o más que el carbón; además de reducir la capacidad de los bosques para capturar el dióxido de carbono. En cuanto al hidrogeno verde para almacenar electricidad, o para alimentar la industria o los transportes, conlleva un riesgo ampliamente subvalorado hasta hace poco; y es que toda fuga de hidrogena afectaría la composición atmosférica, con implicaciones sobre la calidad del aire, y crearía un impacto indirecto de calentamiento, que podría ser 11 veces más nefasto para el clima que el CO2. (https://www.futura-sciences.com/planete/actualites/rechauffement-climatique-hydrogene-il-solution-nos-problemes-energetiques-94724/).
Perspectivas
Si no se actúa para paliar los problemas de intermitencia de las EnR que los obliga al uso de los fósiles para funcionar y si no se resuelven los problemas de seguridad de nuevas tecnologías poco maduras (hidrógeno, CSS), se estaría prolongando la dependencia de las energías tradicionales. En ambos casos, los objetivos de descarbonización podrían verse comprometidos.
Todo este escenario podría evitarse, si se logra concebir la transición energética en su globalidad, con un enfoque sistémico, considerando sus impactos positivos y negativos, sus dimensiones técnicas y operativas, pero también ambientales y políticas. Así se podrán tomar las medidas de precauciones que requiere el desarrollo ecológicamente responsable de las tecnologías de las EnR. Lo cual según InProspectiva requiere actuar sin demora, pues queda poco tiempo.
Fuente: Redacción y
Centro de Estudios Prospectivos, InProspectiva
NOTICIAS RELEVANTES DE LA SEMANA
El sector de las renovables representó más del 1,58 % del producto interior bruto (PIB) nacional en 2021, lo que supuso un «fuerte crecimiento» del peso de estas energías , según indica el Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables de España APPA. Esto permitió un ahorro en el mercado eléctrico español de 10.478 millones de euros, pues, sin renovables, el megavatio hora (MWh) habría sido 43,2 euros más caro.
El crudo de referencia en Europa se deja los últimos tres viernes más de un 11% en su valor hasta tocar los 84,92 dólares. Lo mismo sucede en Estados Unidos con el crudo de referencia WTI. Unión Europea no llega a acuerdo sobre a qué nivel limitar los precios que pagan por el petróleo ruso. La decisión acordada por el G7 en septiembre es negociar un tope entre 65 y 70 dólares el barril.
El mercado petrolero inició la última semana de noviembre con caídas ante la situación social que vive China. El aumento de protestas en rechazo a la estrategia “cero covid” y el aumento de cierres en distintas regiones ha causado preocupación entre los inversores. China, que es el mayor importador de petróleo del mundo, de ahí la preocupación de que desemboque en una desaceleración económica global.
«Los inventarios globales de petróleo cayeron en 14,2 millones de barriles en septiembre, sin embargo, fueron parcialmente compensados por un aumento en el petróleo en el agua de 50,6, millones de barriles», según indica el último informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicado en noviembre, subrayaba que esta anormalidad carece de lógica, puesto que acumular el petróleo en el mar es mucho más caro.
